sábado, 13 de octubre de 2012

Es difícil que Trezeguet sea titular ante la bosta.



David Trezeguet vive días difíciles en lo deportivo y en lo personal. Anotó apenas un gol en lo que va del torneo y sus rendimientos decayeron de un modo notorio en relación con los que tuvo en la B Nacional. Pero eso no es lo que más le preocupa: el capitán y emblema de River afronta un complejo proceso de divorcio que, entre otras cosas, pone en duda su presencia como titular en el Superclásico del domingo 28. El francés tiene que asistir a una audiencia de divorcio en Mónaco el martes 23, cinco días antes del choque ante Bosta Juniors. Y en el mejor de los casos podría estar en el entrenamiento del jueves 25, lo que abre un interrogante respecto de si Matías Almeyda lo tendrá en cuenta para jugar de entrada.
También por su separación de Beatriz Villalba, la española con quien se casó en febrero de 2000 en Montecarlo, la continuidad de Trezeguet en River después de diciembre corre riesgos pese a que tiene contrato hasta junio de 2014. “Estoy pasando una situación familiar difícil y en diciembre tomaré una decisión hacia mí y hacia el club”, dijo el martes, en lo que pareció un preanuncio de que le queda poco tiempo en River.
Campeón del mundo en 1998 y de la Eurocopa 2000 con Francia, goleador e ídolo de Juventus y Mónaco, Trezeguet espera con ansias el duelo ante Boca. Se cansó de gritar goles en partidos bravos y competencias importantes, pero vive como una cuenta pendiente el hecho de poder jugar un Superclásico oficial. “Estoy esperando el partido con Boca con mucha ansiedad y lo quiero ganar. Es otro de los sueños que quiero cumplir como hincha”, afirmó.
Ese sueño ahora está en crisis. Habrá que ver si Almeyda lo incluye entre los once luego de perderse dos entrenamientos y de llegar con el lastre de un viaje a Europa. Para el DT, es un jugador fundamental no sólo adentro sino también afuera de la cancha: lo considera un ejemplo de profesionalismo.
Viajará a Mónaco el domingo 21 a la noche, luego de jugar esa misma tarde ante Quilmes. El martes asistirá a la audiencia de divorcio, para viajar el miércoles a Buenos Aires y poder entrenarse el jueves. Ya debió ir a Mónaco por el mismo motivo tras la caída ante Racing y tuvo que ver desde el palco el 4 a 0 sobre Arsenal porque regresó al país un día antes del partido. Ahora la logística sería diferente y podría estar en Buenos Aires para realizar tres prácticas.
Tenía la esperanza de que en Francia le dieran curso a la postergación de la audiencia que pidió su abogado. Su intención era cumplir con esa obligación tras enfrentar a Boca, pero la Justicia francesa le exige que se presente el 23. Los Superclásicos no le vienen sentando bien: en el verano, en su debut como titular, debió abandonar el que se jugó en Mendoza por un desgarro a los nueve minutos. Ahora tiene la esperanza de jugar al menos un tiempo. En River y en Boca saben que no dará igual que él pueda estar en cancha.

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