domingo, 15 de julio de 2012

Mercado en OLÉ "Espero que en River regalen camisetas porque ya me pidieron un millón"

Mercado, mano a mano con Olé.

Mercado recibió en su casa a Olé y se calzó por primera vez la Banda. Sorprendido por la repercusión que generó su llegada a Núñez, compara a Trezeguet con Verón, recuerda un cruce con Almeyda y sueña con "pelear el título".

Mía. Estupendo nombre para una inquieta purreta de tres años. La pelota, mía. La tele, mía. La fibra, mía. La casa, mía.
Mía es la hermanita de Gabriel Mercado y tiene el don de desnudar el costado más tierno de un defensor que en la grama intimida con sus mentones de rottweiler. “Imaginate, además de Mía, somos cinco hermanos, ya todos grandulones y por ahora sin hijos, así que nos tiene embobados a todos”, reconoce el Negro. Pero el encanto es recíproco. Así como él ya tararea las canciones de Topa y Muni, ella improvisa con sillas una cancha de fútbol en el living del coqueto departamento que el ahora ex Estudiantes comparte con su hermano Carlos y donde entró Olé para conocer la intimidad del flamante refuerzo de Almeyda.
Mía patea con la derecha, se tropieza y encara a mamá Marcela que con el equilibrio de la experiencia sostiene, sin temblequeos, el mate en una mano y el termo en la otra. Hay ronda de amargos y galletas. Mía y Marcela están de visita en Buenos Aires, siguen bien de cerca esta etapa de cambios, mientras el resto de la familia aguarda las buenas nuevas en Puerto Madryn. De allí es Mercado. De allí se fue cuando tenía sólo diez años y allí, todavía, es Patalín. En Racing quedaron el apodo de Orca y también los viajes en el Roca. “Ya había salido campeón del mundo Sub 20 y seguía yendo a las prácticas en tren. Una vez me reconocieron y me gritaron: ‘Mercado, rata, comprate un auto’”, recuerda ahora, con la misma sencillez aunque ya pueda permitirse algunos gustos, como unas vacaciones con su novia, Lucía, en Orlando. “Estábamos ahí cuando surgió el interés de River. Literalmente, me sentía en Disneylandia”, bromea ahora, puro entusiasmo, y más allá de que Núñez sea una montaña rusa que lejos está de parecerse a un parque de diversiones. “Yo no sé lo que habrá pasado con el Chori y Cavenaghi porque no estuve y no me corresponde hablar de eso, pero no dudé ni un minuto en venir a River. Estas son oportunidades que no se pueden dejar pasar. De chiquito miraba los superclásicos y mi gran sueño era ser parte de eso”.
-Mirá que ahora River está más cerca de lo que te tocó vivir en Racing que en Estudiantes...
-La gente de River ya sufrió bastante con lo del descenso y ahora exigirá volver a la época de gloria que siempre caracterizó al club. Sé que la vara es muy alta pero entre todos tenemos que llevar a River al lugar que le pertenece. Yo vine para pelear títulos, no la permanencia...
-¿Estás preparado para la San Martín baja?
-Ya me hablaron del paladar de esa platea, pero de mí no vayan a esperar caños y lujos. Yo prometo sacrificio, garra, primero defender y si después se puede, algún que otro golcito.
-¿Pensás que tu llegada al gol influyó para que Almeyda te pidiera?
-No sé, puede ser, pero igual es importante saber que un técnico te quiera y, al mismo tiempo, hace que te esfuerces el doble porque tenés que responder a las expectativas.
-¿Ya hablaste con él?
-No, todavía no. Sólo lo conozco de haberlo enfrentado. En un partido de verano me dio una patada y lo insulté bastante. Si me lo recuerda ahora le voy a decir que fue sin querer, je.
-¿Y qué te imaginás de Trezeguet?
-Lo veo muy parecido a Verón, como que aún conserva el espíritu amateur a pesar de haber brillado en Europa. Los dos son jugadores que volvieron por amor a la camiseta, profesionales a full que se quedan a perfeccionarse después de los entrenamientos y enseñan un camino para los más chicos. Y en la cancha marca la diferencia: se crea solo las chances de gol porque no le da tiempo al defensor, resuelve todo a un toque y hace en un movimiento lo que a otros delanteros les demanda tres...
Oscurece en Lomas de Zamora. Mía no para. El día se hizo largo, empezó con la revisión médica y ahora, Mercado se calza por primera la camiseta de River. “Espero que en el club las regalen porque ya me pidieron un millón, no sé cómo voy a hacer para cumplir con todos”, avisa y no deja de sorprenderse: “La verdad, no sabía que tenía tantos amigos de River. Cuando estás en otro lado quizá no te das tanto cuenta de la cantidad de hinchas que moviliza. Te genera presión pero también es un lindo desafío y creo que hoy, a mis 25 años, esta oportunidad me llega en un momento justo. Sé que en mi puesto hay mucha competencia y espero estar a la altura”.
Muy alto es el balcón donde el Negro se saca la foto de tapa. “Mía, ¿de qué cuadro sos ahora?”, pregunta mamá. “De Gaby... Somos de driver”
articulo extraído de diario OLÉ.

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